Lo más confuso que he conocido en mi vida fue cuando una pareja se aferró a mi. Pensé que era lo que quería, la prueba de que era amado, pero en realidad me sentí muy presionado.

Toda mi vida busqué ser amado pero en esa experiencia me dí cuenta que también siempre tuve miedo de perderme en alguien más. Yo también traté de aferrarme a quien era yo y la relación terminó en guerra.

Pero fue al perderme como empecé a conocerme realmente, a reconocer la importancia de amarme y respetarme. Y de escuchar a otros. En realidad siempre estoy cambiando, aferrarme a 'ser yo mismo' es cerrarme a vivir y a compartir.

Cuando me amo de verdad, me dejo ser, aunque no sea como yo quisiera, eso es lo que permite que mi vida crezca y se convierta en algo más que lo que yo conozco. En una relación con otra parte de mi que me permita seguir creciendo, amando y conociendo.