Desde chico el único tipo de contacto físico que tuve conmigo fue el sexo. No me abrazaba ni me acariciaba. Creo que lo aprendí de mi papá con quien tampoco tuve esas muestras de cariño, creo que por no ser ‘varoniles’.

Como hombre se suponía que debía ser ‘fuerte’, no dejarme influenciar por sentimientos (cosas de mujeres) pero contradictoriamente eso me hacía dependiente. No tener una relación de cariño conmigo mismo hacía que buscara el cariño en otras personas, sobre todo en las mujeres.

No eran bonitas relaciones porque no tenía una bonita relación conmigo, eran relaciones dependientes en la que no podía ser yo mismo por miedo a perder mi única fuente de amor.

Ahora me doy cuenta que para amar y respetar a otros primero necesito aprender a amarme y respetarme a mi mismo. Y eso significa también tocarme, acariciarme y abrazarme. Aunque mi mente quiera ser ‘fuerte’ mi cuerpo necesita cariño y si yo no se lo doy va a ir a buscarlo en otro lado, quizá de una manera que no sea la más sana para mi.